Yo, de poesía
sabía
sólo lo que mi alma me decía.
Y era mucha mi agonía,
y fue tanta mi osadía
que, furibundo, leía
todo aquello que veía
Y mientras más libros digería
más y más me convencía
de la magna sabiduría
de Sócrates y su principal filosofía:
“Solo se que no se nada”
No hay comentarios:
Publicar un comentario