Somos peregrinos de la pluma
viajando entre libros y papeles;
curtidos por la vida y por la historia
desteñidos con dolores de honda bruma
remarcados por el llanto en nuestras pieles.
Y luego; visitados por la gloria,
empapamos con aromas los recuerdos
de las risas, las sonrisas y las fiestas;
es así que nos invade -santa- euforia
que regala con pasión sus dulces muerdos.
Somos peregrinos de las cuestas
buscando escalar los firmamentos
de abundantes y sensibles emociones:
es por eso que exploramos las florestas
que nos pueblan nuestros hondos sentimientos
y nos nublan los sensibles corazones.
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