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Poesía

Y qué es la poesía sino una forma sana de locura...
Poeta que no esté loco...no es poeta

El Parto poético

La poesía es un continuo parto, con todo y dolores
pero no se paren niños, se paren versos

lunes, 18 de octubre de 2010

Sobre el arte de la declamación



No me gusta declamar mis poemas -ni ningún otro- en voz alta.
Porque declamar no es soplar y hacer botellas (como decía Juana...nop, no es la cubana)
Es más, el acto de declamar se parece más bien a pelar cebollas; y hacerlo con cada cebolla pegada a las fosas nasales. La declamación es un acto histriónico, en todo el sentido de la palabra. Se requiere la modulación del tono de la voz en todas sus gradaciones y en todos sus matices; uno a uno, en correspondencia con el contenido del texto.

Así que para declamar un poema correctamente; hay que leerlo varias veces en voz alta, con la mano puesta en el oído y formando una concavidad, de manera que puedas escucharte al recitar.
Tienes que escucharte; si, y no solo eso, tienes que hacerlo hasta que te sientas; no ya el lector del poema, sino el poema mismo.

¿Puedes quebrar tu voz sin que estés llorando?
¿Puedes sonreír sin que estés sonriendo?
¿Puedes tú gemir sin que estés dolido?
¿Puedes tú gritar sin que estés airado?

-¡Si puedo!-

entonces:

Tienes que sufrir aunque estés gozando.
Tienes que gozar aunque estés sufriendo.
Tienes que rabiar aunque estés sereno.
Y claro; serenarte, aunque estés rabiando.

Tienes que sentir lo que reza el verso
Tienes que fundirte con la misma estrofa
Tienes que vestirte con su linda estofa
Tienes que adentrarte en su Multiverso.

Tienen que ser uno tú y el propio verso...

Por eso, y dado que soy muy perezoso y que detesto la rutina en demasía, tanto como para no leer el mismo poema más de tres o cuatro veces; yo no declamo poemas escritos.
Si me toca declamar, lo hago sin leer, versando lo que salga en el momento de la declamación misma; y esos versos, a medida que son recitados, se los va llevando el viento... para siempre

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